El borrador de este texto era sombrío. Un recuento de cuan decepcionado estoy de mi héroe Woody Allen. Varios días después de guardarlo y cerrar el texto para siempre ―también de tomarme mi antidepresivo― ahora regreso con una visión más optimista de los artistas y los héroes.
En un mundo así, en el que muchos están dominados por sus lados oscuros, talentos egoístas disparados muchas veces por el miedo a quedarse solos o sin trabajo, ahí están los héroes solidarios. Artistas y científicos que se preocupan por el bien común y dan la triple lucha: sobrevivir, crear y ver por los demás.
Julio Cortázar, que apoyó la Unidad Nacional de Allende, al Frente Sandinista y la revolución cubana. Silvio Rodríguez, tan consistente que sólo optó por la guitarra después de probar con el fusil y ver con cual era mejor servicio a la causa. En México, escucho con agrado a Fernando Rivera Calderón, que sale sin tapujos a protestar por la venta de PEMEX y promover el congreso popular. Antes que él, Óscar Chávez, José Cruz, Xavier Robles. Rius, Jesusa Rodríguez, Fernando Del Paso, José Revueltas y, mucho antes, Ignacio Ramírez, El Nigromante.
Vamos con mucha alegría para mandar a la chingada al gobierno neoliberal que lleva 25 años en el poder. En el lado brillante de la vida no todo sale bien, al contrario, pero luchando vive uno más tranquilo, al menos puede uno dormir y ver a los hijos a los ojos, sin ninguna vergüenza.
AMLITO de José Hernández |